Y entonces Gibbs se dirigió a Karrigan y le pregunto:
-¿Me acompañas arriba a fumarme un cigarro?
-Claro, aun queda tiempo hasta el almuerzo.
Una vez en la azotea, pocos segundos después de fumar Gibbs empezó a toser desmesuradamente y Karrigan le dijo:
-Deja fumar a los que saben. Hacerlo no te hara parecer mas guay o te ayudara a ligar con tias mas fácilmente.
-Joder... Pero ya estoy habituado. Cuando ya estas habituado a algo ya te es difícil dejarlo como yo ahora con el tabaco o por ejemplo, el alcalde Carlson lo tiene jodido para dejar de tener sexo con esa prostituta asiática de 16 años que anda por el Bowery o como el yonqui de abajo que esta rehabilitándose tiene un mono de metadona que hasta vendería a su madre a los mayores cabrones de esta ciudad.
-No te falta razon.
-¿Tu a que estas viciado, colega? (Decia Gibbs mientras seguía fumando lo mas deprisa que podía pero a la vez lo hacia de manera artística, como si fuese un gangster del Padrino o de cualquier película de Martin Scorcese)
-¿Yo?... La verdad es que creo que solo el alcohol. Bebo como una carreta. Whiskey, Bourbon... Creo que lo hago para olvidar.
-¿Para olvidar el que?
Karrigan entonces apoya los hombros sobre la barandilla de la azotea y mira a toda la ciudad iluminada, parece un enorme baile de luces que llegan hasta donde alcanza la vista.
-Para olvidar una ex-mujer que me odia por ponerle los cuernos con mi compañera en el departamento y sobretodo una ciudad loca. Todo el mundo esta loco en esta ciudad. Pobre economía, la clase rica se aislá del resto del mundo, la clase media y la baja son la misma... Nuestros chavales apenas pueden llegar a la universidad, el indice de mortalidad y el de criminalidad son los mas altos del país, creo que el numero de cadáveres que he visto en mi vida supera ya los 30... Creo que aun que siga siendo joven estoy muy cansado de esta mierda y no se muy bien como reaccionar...
Gibbs tira el cigarro y lo pisa y entonces se pone al lado de Karrigan en la barandilla y le dice.
-Bueno, tarde o temprano tenemos que volver a la rutina... Ser poli es lo que me hace seguir el día a día, ya sea teniendo que rellenar un coñazo de informe en un ordenador que todavía tiene el puto Windows 95 o cargándome a 4 idiotas en una redada. La vida sigue, la vida no tiene fin hasta que realmente estemos muertos. Estamos cansados pero continuamos, luchando y acabamos encontrando siempre una luz, una ventaja cuando vemos lo malo y esa es la luz a la que tenemos que aferrarnos.
-Guau ¿Como estas tan inspirado?
-Veo mucho cine.
-Je, pues has conseguido animarme un poco.
-Me alegro de ello si luego me invitas a una birra cuando acabe mi turno. Ah, por cierto, tu mujer hacia un pollo al Cordon Bleu exquisito. No se porque la engañaste aparte de porque era insoportable.
-Vete por ahí.
Karrigan se fue para dentro y Gibbs con una sonrisilla pretenciosa siguió un rato mas fuera.
-¿Me acompañas arriba a fumarme un cigarro?
-Claro, aun queda tiempo hasta el almuerzo.
Una vez en la azotea, pocos segundos después de fumar Gibbs empezó a toser desmesuradamente y Karrigan le dijo:
-Deja fumar a los que saben. Hacerlo no te hara parecer mas guay o te ayudara a ligar con tias mas fácilmente.
-Joder... Pero ya estoy habituado. Cuando ya estas habituado a algo ya te es difícil dejarlo como yo ahora con el tabaco o por ejemplo, el alcalde Carlson lo tiene jodido para dejar de tener sexo con esa prostituta asiática de 16 años que anda por el Bowery o como el yonqui de abajo que esta rehabilitándose tiene un mono de metadona que hasta vendería a su madre a los mayores cabrones de esta ciudad.
-No te falta razon.
-¿Tu a que estas viciado, colega? (Decia Gibbs mientras seguía fumando lo mas deprisa que podía pero a la vez lo hacia de manera artística, como si fuese un gangster del Padrino o de cualquier película de Martin Scorcese)
-¿Yo?... La verdad es que creo que solo el alcohol. Bebo como una carreta. Whiskey, Bourbon... Creo que lo hago para olvidar.
-¿Para olvidar el que?
Karrigan entonces apoya los hombros sobre la barandilla de la azotea y mira a toda la ciudad iluminada, parece un enorme baile de luces que llegan hasta donde alcanza la vista.
-Para olvidar una ex-mujer que me odia por ponerle los cuernos con mi compañera en el departamento y sobretodo una ciudad loca. Todo el mundo esta loco en esta ciudad. Pobre economía, la clase rica se aislá del resto del mundo, la clase media y la baja son la misma... Nuestros chavales apenas pueden llegar a la universidad, el indice de mortalidad y el de criminalidad son los mas altos del país, creo que el numero de cadáveres que he visto en mi vida supera ya los 30... Creo que aun que siga siendo joven estoy muy cansado de esta mierda y no se muy bien como reaccionar...
Gibbs tira el cigarro y lo pisa y entonces se pone al lado de Karrigan en la barandilla y le dice.
-Bueno, tarde o temprano tenemos que volver a la rutina... Ser poli es lo que me hace seguir el día a día, ya sea teniendo que rellenar un coñazo de informe en un ordenador que todavía tiene el puto Windows 95 o cargándome a 4 idiotas en una redada. La vida sigue, la vida no tiene fin hasta que realmente estemos muertos. Estamos cansados pero continuamos, luchando y acabamos encontrando siempre una luz, una ventaja cuando vemos lo malo y esa es la luz a la que tenemos que aferrarnos.
-Guau ¿Como estas tan inspirado?
-Veo mucho cine.
-Je, pues has conseguido animarme un poco.
-Me alegro de ello si luego me invitas a una birra cuando acabe mi turno. Ah, por cierto, tu mujer hacia un pollo al Cordon Bleu exquisito. No se porque la engañaste aparte de porque era insoportable.
-Vete por ahí.
Karrigan se fue para dentro y Gibbs con una sonrisilla pretenciosa siguió un rato mas fuera.
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